El día es de bochorno también aquí en Barcelona. Por eso subir a pie hasta el último piso de este antiguo edificio resulta fatigoso. Cuando llegamos, un pequeño cartel en blanco y negro nos señala la entrada: Contrabanda 91.4 FM. Nuestro anfitrión, Gabi, abre, nos invita a pasar y la mirada se nos va hacia una gran ventana abierta de par en par al final del pasillo. Casi de manera automática nos dirigimos hacia ella atraídos por la leve brisita que nos llega desde allí. Justo antes de llegar un compañero descamisado y envuelto en montañas de documentos y papeles nos saluda desde el amplio despacho que se abre a la izquierda: «Còm va? Quina caló, eh?»

Finalmente nos asomamos a una vista realmente guapa de la plaza Real de Barcelona. Allí, sentaitos en la repisa, nos fumamos el cigarrito de rigor con el compa recién conocido que agradece la visita después de toda una tarde de curro y calores. Radio Contrabanda está en este piso viejo y espacioso, de muchas habitaciones y dos pasillos en forma de ele que lo recorren de un extremo a otro. En uno de ellos, el que lleva a la cocina, están colgados varios cuadros de colores hechos con arena de un artista africano, también miembro del colectivo según me cuentan.  Al poco rato, aparece otro grupillo de peña que vienen a hacer programa en directo, de los cinco o seis sólo uno es catalán. La radio no para ni siquiera en pleno mes de agosto y como el estudio está ocupado, Gabi propone que nos metamos en el cuartito de grabación a charrar un rato delante de los micros. Manías de locos de la radio, siempre a punto para grabar algo que pueda servir para compartir con los demás a través de las ondas. Aquí os dejamos con esta entrevista veraniega.