Hoy es martes 27 de enero, son las siete de la tarde, y como cada último martes de mes, desde hace ya casi cinco años, la Campaña por el Cierre de los CIE de Valencia, ha organizado una concentración en la puerta del Centro de Internamiento para extranjeros de Zapadores. Se hace lectura de un comunicado, en el que nos transmiten la queja colectiva presentada por parte de 41 internos, en el juzgado de vigilancia del CIE(Juzgado de instrucción nº3 de Valencia). Hacen, de esta manera llegar a este lado de los muros la «situación deplorable» en la que se encuentran las personas migrantes ahí recluídas, en su mayoría, por no tener la documentación necesaria para transitar libremente en el Estado español.
audio de la concentración
En el comunicado exponen que «esta queja se produce más de un mes y medio después que la Defensoría del Pueblo, hiciera llegar el pasado cinco de diciembre de 2014, tras una visita al CIE de personal técnico de este organismo, un escrito», en el que se hacían una serie de sugerencias al Director General de la Policía, aludiendo al estado de las instalaciones y las condiciones en las que se encuentran las personas internas. Solicitando «facilitar ropa de abrigo» y señalando que «el CIE de Valencia carece de calefacción». La Defensora del Pueblo instaba también «proceder a subsanar el problema de falta de agua caliente en las duchas».
En estas dos cuestiones insisten los 41 internos en la denuncia interpuesta el pasado 21 de enero de 2015. En el documento presentado al juzgado, denuncian también que «sólo pueden hacer uso de un aseo para 80 personas», además de sufrir «aturdimientos» debido a la «escasa e insulsa» alimentación. Continúan señalando que «carecen de zonas y actividades de ocio durante el encierro», situación que les conlleva a «un sentimiento de desesperación», durante los hasta 60 días en los que puede durar el encierro. Denuncian así mismo, insultos racistas y amenazas por parte de algunos agentes de policía, apuntando frases como «si me vuelves a hacer alguna pregunta te rompo la cabeza» o «cógete un billete y lárgate a tu país».
En el comunicado de prensa se exige el cierre de este CIE, «ante la imposibilidad de la administración de facilitar unas condiciones de habitabilidad dignas, salubres e higiénicas». Afirmando que en este centro de internamiento «se vulneran los derechos humanos», y añadiendo que «se han interpuesto más de 30 denuncias por palizas, maltrato y humillaciones» durante el pasado 2014.
Plaga de chinches
No es la primera vez que se denuncian este tipo de situaciones en el CIE de Zapadores. La Campaña por el cierre de los Cie, interponía el 27 de noviembre de 2014 otra denuncia haciendo alusión a la plaga de chinches que persistía desde antes del verano «vulnerando los derechos a la salud, dignidad e integridad de las personas internas». Esto era corroborado por la comisión de acompañamiento de la Campaña, que cada día visitan a las víctimas recluídas en el CIE. A mediados de noviembre hubo un intento de desinfección en el que se tuvieron que cerrar las instalaciones, la mayoría de personas migrantes sufrió el traslado a otro CIE, o la deportación. En un comunicado hecho público el 28 de octubre se alertaba que «estos insectos, que se alimentan de sangre de humanos, aún no han sido eliminados del CIE desde que comenzó la plaga, hace al menos seis meses, y continúa presente en las instalaciones del mismo, incluso en las celdas, la comida, o la ropa de los internos”.
Estrategias de resistencia activas
Éstas entre otras muchas razones, desde la desproporcionalidad del propio internamiento, a las condiciones indignas en la que se encuentran y de las continuas denuncias por torturas, vejaciones y malos tratos, son las que promovieron diferentes estrategias de resistencia entre las víctimas del CIE, tales como huelgas de hambre o intentos de fuga.
Los hechos con mayor repercusión pública en 2014 fueron el intento de fuga del 17 de septiembre, donde casi una veintena de internos se escaparon del CIE. No obstante, la mayoría fueron capturados de nuevo, por este motivo sufrieron represalias y deportaciones , como viene siendo habitual en todos los centros de internamiento, y muy concretamente en Zapadores.
El 3 de octubre se presentaba otra queja ante la Defensoría del Pueblo, esta vez fueron más de 10 heridos, a quienes se les tuvo que aplicar sutura en forma de grapas, por las lesiones que presentaban en la cabeza, fruto de las palizas de 3 agentes de policía.
El 14 de abril, producto de un intento de deportación de 11 ciudadanos de Mali (vulnerando auto del juzgado de vigilancia, sobre la obligatoriedad de comunicar al interno o interna, con el suficiente tiempo de antelación, que se va a producir su expulsión del país, indicando el lugar de salida, el día y ciudad donde serán deportadas), comenzó una huelga de hambre masiva, secundada por 96 personas internas, que duró 9 días. Para acabar con la huelga, se liberó ó deportó a la mayoría de personas que la secundaron, muy especialmente a quienes protagonizaron un mayor liderazgo.
¿A qué se debe este nivel de crueldad?
Durante la concentración conversamos con Ana Fornés, portavoz de la Campaña, tomamos nota de sus palabras: “Es difícil imaginarse lo que pueden llegar a sufrir las personas víctimas de las leyes de extranjería y de las del control y represión de las personas migrantes, es difícil llegar a entender tanta desproporcionalidad, pero sobre todo tanta crueldad innecesaria, ¿a qué se debe este nivel de crueldad?”, nos cuestiona.
Y continúa: “Además del encierro, de la pérdida de control de su propia vida, y del miedo a ser deportadas… Están en condiciones deplorables. Un inverno más y todo sigue igual, en Zapadores falla la calefacción, el agua caliente, el acondicionamiento en general; se les encierra sin proporcionarles ropa de abrigo; la comida sigue siendo escasa y de mala calidad; siguen sin poder ir al baño por la noche, teniendo que hacer sus necesidades en botellas y bolsas delante del resto de compañeros; el cierre de las puertas sigue siendo manual, pese al peligro que supondría en el caso de que fuera una situación de emergencia”.
Ana asegura que “en cuanto hay alguna repercusión mediática, se mejora levemente alguna situación. Como por ejemplo, tras la presentación de la queja colectiva de la semana pasada, ha vuelto a funcionar el agua caliente. Pero eso no significa que no haya habido represalias, o que vaya a ser definitivo…¿Cuándo volverá a dejar de funcionar el agua caliente? ¿Cuándo será la próxima denuncia por malos tratos?”.
Y concluye con una reflexión: “Todo este desgaste tiene como finalidad mermar la resiliencia de las personas migrantes, y las defensoras de sus derechos. En vez de trabajar por diseñar un modelo de ciudadanía inclusiva, hemos de afrontar el día a día en luchar contra la impunidad y el dolor infligido a las personas migrantes”.
La Campaña por el Cierre de los CIE, constituida en 2010 está formada por numerosas y diferentes organizaciones, algunas muy distintas entre sí, pero coincidentes en la defensa de los Derechos Humanos y de las personas migrantes en Valencia: AEDIDH, Africanos en Valencia-AVSA, Antifeixistes-PV, Asociación Entreiguales Valencia, Entrepueblos, Asociación Martín Fierro, Asociación de Vecinos de Nazaret, Candombe, CEAR-PV, CEDSALA, CNT Valencia, Colectivo Desalambrando, Colectivo Roma, Colectivo Sur Cacarica, Col·lectiu Sense Papers, Comunidades Cristianas Populares, Coordinadora Obrera Sindical-COS, EUPV, Foro Alternativo de la Inmigración, Grupo de Acción Comunitaria- GAC, HOAC, Intersindical Valenciana, Jarit, Mesa d’Entitats de Solidaritat amb els i les Immigrants, Psicólogos Sin Fronteras, Valencia Acoge, Semáfor Roig, Sodepau y SOS Racisme.
las fotos fueron realizadas por Edu García Mira, en la concentración del pasado martes 27 de enero.