Hace poco más de una semana, los informativos abrían diariamente con noticias sobre la “ola de frio” que azotaba sobre todo el norte del Estado español. Las imágenes en las que corresponsales informaban, casi de manera exultante, la proeza de haber conseguido llegar a un pueblo incomunicado por la nieve, se repetía en todo el espectro televisivo. Año tras año se redunda con el mismo énfasis informativo, dando la sensación que el invierno anterior no hubiera ocurrido lo mismo, convirtiendo en exótico, un fenómeno metereológico tan normal en el norte, como la nieve.
En la ciudad de Valencia, ver caer del cielo tan sólo un copo, es casi imposible. Sin embargo, cada vez es más frecuente, y a pocos metros del televisor donde un niño se afana por hacer un muñeco de nieve, ver personas buscando en los contenedores de basura, algo que llevarse a la boca; basta con asomarse a la ventana.
Nos encontramos en el barrio de El Cabanyal, un lugar herido por el desempleo y la
obstinación de la alcaldesa Rita Barberá en derruir parte de él, para llevar a cabo otro de los proyectos farónicos que han arruinado económicamente a la ciudad.
Sobre las 6 de la mañana del jueves 5 de febrero, en los bajos de una obra inacabada de este barrio, murió Julio Martínez Giménez, una persona sin hogar. A falta del resultado de la autopsia, todo indica que su muerte ha venido condicionada por las bajas temperaturas. Era la segunda muerte en Valencia en menos de 48 horas por motivos parecidos. El miércoles aparecía muerto dentro de un cajero automático, aquejado de una pulmonía otra persona sin techo, Santiago Luján. Continúa leyendo «Morir de frío en Valencia.»
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